(Publicado previamente en Expreso)
(Publicado previamente en Expreso)
De acuerdo al reciente informe “BrandZ Most Valuable Global Brands” de Kantar, de las las 100 marcas más valiosas del mundo las primeras 10 son estadounidenses, encabezadas por Apple. En conjunto todas las marcas representan un valor estimado de 10,7 billones de dólares, del cual el 82 % corresponde a marcas de EE. UU., frente a 7 % de origen europeo y un 6 % chino. Entre las 100 marcas más valiosas, de América Latina figura apenas una: Mercado Libre. El liderazgo de las marcas estadounidenses es evidente e incuestionable. Sin embargo, paradójicamente, hoy su mayor debilidad en ciertos mercados es su país de origen.
“Made in USA”, históricamente sinónimo de calidad, prestigio e innovación, ha perdido atractivo en algunos países. En ellos en lugar de ser un activo, se ha convertido en un obstáculo competitivo. Lejos están los días como la caída del Muro de Berlín, cuando los rojos y brillantes camiones de Coca-Cola eran recibidos con entusiasmo al cruzar sobre los restos de la Cortina de Hierro y las personas celebraban recibirlos ya que significaban mucho más que una bebida gaseosa azucarada.
Hoy, las políticas arancelarias y declaraciones del presidente Trump sobre expansión territorial han transformado la percepción internacional de Estados Unidos afectando a muchas marcas
La firma danesa Nira Data realizó una encuesta en 100 países y reveló que la opinión desfavorable sobre EE. UU. supera en cinco puntos a la favorable, ubicando su imagen por debajo incluso de China. Las consecuencias para sus marcas son notorias: en Canadá y Dinamarca se han promovido boicots, tanto ciudadanos como institucionales. En respuesta, Kraft-Heinz ha lanzado una campaña en Canadá para recordar que muchos de sus ingredientes provienen de ese país y en Dinamarca en los autoservicios los productos europeos se diferencian en percha con una estrella.
Un estudio del Banco Central Europeo también alertó que, si se imponen aranceles altos a sus países, el 80 % de los consumidores europeos dejaría de consumir marcas estadounidenses. Otro estudio de Morning Consult señala que no todas las marcas sufrirían el mismo impacto: las de consumo masivo, fácilmente reemplazables, serían las más expuestas, mientras que las de salud o tecnología, por su naturaleza especializada, enfrentarían menos rechazo. En todo caso, ahora es evidente que “Made in USA” no es automáticamente un activo de marca.
Nadie debe sorprenderse si la estrategia de comunicación de las empresas americanas toma rumbos diferentes en el resto del mundo para preservar sus mercados e insisten en temas de sustentabilidad, inclusión y propósito -que en EEUU hoy no son políticamente correctos- y busquen resaltar valores comunes y compartidos entre americanos y ciudadanos de otros países. Estas acciones pueden ser clave para preservar su relevancia.
Otra táctica sería integrar embajadores de marca de diversas regiones, o resignificar su origen a través de historias que celebren la tradición y la autenticidad, con una dosis de nostalgia. Las marcas con visión de largo plazo buscarán alejarse del discurso político, concentrándose en reconstruir relaciones con sus audiencias globales, pulir su imagen y mantener su participación de mercado. Especialmente en Europa, deberán navegar en un entorno complejo y exigente, ajustando su identidad a las nuevas sensibilidades del consumidor.
Lo que hoy viven las marcas “Made in USA” demuestra, sin lugar a dudas, el enorme peso que la marca país tiene sobre las marcas comerciales.
(Publicado previamente en Expreso)
Cuando empresas dueñas de grandes marcas enfrentan situaciones que pueden afectar su reputación, su negocio actual e incluso su estabilidad futura, resulta clave hacerles seguimiento. Muchas veces conocemos el inicio de una crisis a través de los medios, estos no siempre informan sobre su desenlace, lo que deja a los interesados —especialmente a los consumidores— con más dudas que certezas. Por ello, es fundamental que las empresas mantengan informadas a sus audiencias hasta el cierre del tema.
Diageo, propietaria de más de 200 reconocidas marcas de licores como Johnnie Walker, Tanqueray, Smirnoff y Guinness, alcanzó ventas cercanas a los 20 billones de dólares el año pasado. Gran parte de ese monto provino de sus marcas de tequila premium Don Julio y Casamigos recientemente adquirida por un billon de dólares a George Clooney y otros socios famosos. El mercado más importante para esta categoría es Estados Unidos, y precisamente en Nueva York el pasado 5 de mayo se admitió una demanda colectiva contra la firma por prácticas comerciales engañosas, publicidad fraudulenta y otras infracciones. La firma de abogados Hagens Berman que representa a los demandantes que se precia de haber logrado fallos para sus clientes por más de 320 billones USD, exige una compensación de cinco millones de dólares y la modificación de las etiquetas por incluir falsedades.
La compañía está siendo señalada por afirmar que ambas marcas están elaboradas con 100 % agave azul, pero los demandantes alegan que contienen también alcohol de caña, lo cual contraviene las disposiciones del Consejo Regulador del Tequila (CRT), que establece que, para ser considerado tequila, un licor no debe contener ningún otro tipo de alcohol. Si la demanda prospera, podría abrirse la puerta a sanciones legales adicionales y daños financieros más amplios.
Este caso pone a prueba la reputación de la empresa, sus prácticas comerciales, la solidez de las promesas de sus marcas, el cumplimiento de las normas de denominación de origen e incluso la credibilidad del propio CRT, acusado indirectamente de permitir la inclusión de alcohol de caña en productos certificados.
La respuesta de los abogados de Diageo ha sido sólida: “Los tequilas Don Julio y Casamigos están elaborados con 100 % Agave Weber Azul, están certificados por el CRT y cumplen con su riguroso proceso de certificación, así como con las normas de nuestro país. Iremos a la corte a defender vigorosamente la calidad e integridad de nuestros tequilas”.
Los consumidores de estas marcas están poniendo a prueba la credibilidad de su origen, su proceso de elaboración y el sofisticado marketing que los rodea.
Hasta el momento, la noticia ha circulado ampliamente en medios especializados de la industria de alimentos y bebidas, pero aún no ha llegado a los medios de difusión masiva. Sin embargo, ya se está difundiendo en redes sociales.
Diageo está actuando de manera adecuada en el manejo de la situación. Ha contenido el tema en los medios que difundieron la noticia y ha respondido rápidamente mediante sus abogados, quienes están asumiendo el rol de voceros. No han buscado desacreditar a los demandantes ni han optado por el silencio, lo cual suele ser contraproducente. Este es un buen ejemplo de cómo no perder la calma ni la perspectiva frente a una crisis potencial. El mensaje ha sido construido de forma sólida y cubre todos los frentes, incluido el que involucra al Consejo Regulador del Tequila.
Esto apenas comienza, y aún faltan actores por entrar en escena, como los competidores, el propio CRT y, posiblemente, el propio George Clooney, quien mantiene un contrato vigente como embajador de Casamigos.
(Publicado previamente en Expreso)
Regístrate para descargar mi libro