La honestidad intelectual debe primar en el trabajo del comunicador. Si la estrategia no produce ideas creativas no es culpa de esta El segundo peor pecado del comunicador, después de la arrogancia, es la deshonestidad intelectual. Las ideas creativas que no nacen de una estrategia clara pueden tener el mismo efecto que los fuegos artificiales, mucha bulla y un breve relumbrón. Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook
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