Es común hablar hoy de la necesidad de la construcción y solidificación de la marca personal, algunos creen que esto es útil solamente en aquellas profesiones donde se ejerce de manera individual una función y es tan cierto que todos los profesionales deberían considerar una estrategia personal claramente enfocada para lograr sus objetivos de corto y largo plazo, los profesionales deben proyectar una imagen acorde a lo que hacen y al tipo de clientes que buscan atraer.
Es clave tener presente que lo que se hace es siempre más importante que lo que se dice; así que el manejo de la marca personal ejecutado profesionalmente traerá beneficios reales a quienes lo practiquen.
Si extendemos el concepto de marca personal a los que ejercen una función ejecutiva en una empresa esto cobra aún más relevancia. Debe haber una relación simbiótica entre la empresa y quienes la representan, la imagen de ambos se cruza en un momento determinado y no puede, no debe, haber espacio para la disonancia.
La línea que dividía nuestra vida privada de la pública se ha borrado como efecto secundario de la aparición y expansión de las redes sociales y esto obliga a ser hoy mucho más cuidadoso con la imagen que se desea proyectar. Un ejecutivo que se dedica a postear en sus redes sus vacaciones familiares, el “Happy Hour” del viernes y fotos de todo lo que come, seguramente será percibido como alguien que gusta de la vida, pero no necesariamente como un profesional competente y comprometido con temas empresariales o profesionales.
Si algún lector piensa que lo correcto es desaparecer de las redes sociales, y no tener ningún perfil en ellas, no considero que está tomando una decisión correcta. Un CEO hoy no puede darse el lujo de no cultivar su marca personal y deberá hacerlo manteniendo una relación equilibrada con la de la empresa que dirige y su vida personal. Hoy los consumidores somos mucho más conscientes sobre con qué marca nos relacionamos, si una empresa hace esfuerzos importantes de comunicación por lograr una percepción adecuada y valorada por sus "stakeholders", no puede despreocuparse de la imagen pública de su CEO.
Hay redes y redes, las hay para todos los segmentos de edad e intereses particulares. Por ejemplo un buen perfil en Linkedin (esta red abarca más de 800 millones de usuarios en el mundo y más de 3.3 millones en Ecuador), donde se comentan temas de interés empresarial y logros profesionales, de seguro colaborará en lograr una personalidad pública de interés a sus grupos de interés en el área profesional que se relacione el usuario.
Todas las redes tienen una función y distintos objetivos, cualquiera de ellas sirve para crear la imagen deseada, también para sostenerla y modificarla en el tiempo. Todo depende de la meta que se persiga.
Las empresas cada vez buscan nuevas maneras de empatizar con sus audiencias, es importante asociar valores clave entre estas y sus funcionarios. La marca personal de un CEO aporta a humanizar la empresa, genera confianza y credibilidad y ayudará a la consecución de los objetivos de cualquier organización.
Sin temor a equivocación, las empresas que cotizan en bolsa tienen la obligación de que la imagen de sus máximos dirigentes sea conocida y reconocida como competentes, profesionales y ejemplares ciudadanos. Actualmente, esta es parte de la cultura corporativa y obviamente, una de las maneras de diferenciarse de los competidores. Es la hora de la marca personal y ésta debe gestionarse profesional y responsablemente.
Horacio Chavarría P.
Presidente Ejecutivo Alterno y Gerente General de OI Comunicaciones, asociada a Fleishman-Hillard.
Experto en Consultoría Estratégica, Manejo de Crisis, Relaciones con la Prensa, Media Training, Comunicaciones internas y soporte a Marketing.
Director Ejecutivo y Docente de ITSU; Instituto Técnológico de Arte y Comunicación.
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